El poder de las imágenes en el procés (II)

Una vuelta de tuerca en la reflexión sobre el poder de las imágenes.

Las imágenes cuando son usadas poéticamente sugieren y cuando son usadas dogmáticamente sugestionan. Un matiz nada leve a tener en cuenta para comprender la importancia de los marcos de estilo en la comunicación visual. En este caso, dada la importancia de la situación, me hago eco de una imagen institucional y en cómo está afinando en el mensaje que busca transmitir.

En el Curso de especialización de fotografía terapéutica y participativa analizamos en profundidad una creencia en nuestra cultura que dice que ante una imagen hay tantas lecturas como interlocutores, ya que cada persona, cuando ve una imagen lo hace desde su propia visión -evidente en las diferentes lecturas que estos días se hacen  por parte del gobierno central y del regional ante las lamentables escenas de violencia vividas en Cataluña-. Lo importante, es que esta idea-creencia pone todo el peso de la lectura en el interlocutor, y sucede una curiosa paradoja: que las personas nos posicionaros como responsables de lo que que vemos, mirando a la vez, de forma completamente inconsciente. ¿Te imaginas que tuvieras que hacerte responsable ante un tribunal de todo lo que sueñas o imaginas? Suena absurdo verdad, entonces me pregunto… ¿Qué sucede cuando nos volvemos únicos responsables de una comprensión visual a la que no prestamos atención crítica?

 

Sucede que leemos de forma inconsciente y que integramos aquello que consumimos como propio. Veamos.

Sin entrar en debates políticos, sino en el poder de las imágenes, analicemos esta potente imagen que ofrece la presidencia de la Generalitat en sus comunicados y veamos como se ha construido. Comenzamos con una pregunta: ¿qué transmiten estas imágenes de forma reiterada? Evidentemente, como cualquier imagen corporativa, transmiten valores y en un rápido golpe de vista, aquí se pueden ver: unidad (piña), rigor, seriedad y trasfondo histórico-cultural. Así, con estas imágenes, consumimos e integramos estos valores.

Gracias a esta imagen podemos observar que cuanto más se usa un estilo de comunicación visual, más se afina y se enriquece la transmisión de valores. Se trata de la aparición del President acompañado por su grupo en la comparecencia del 1-O y respecto a la imagen a la más antigua, ya es no solo unidad lo que se respira, sino organización vital. Analicemos la imagen. Es un “hombro con hombro” que pone a todos los hombres como iguales y en contacto activo. Como si se tratara de una organización celular. ¿Qué cambiaría si se colocara a cualquiera de las otras personas en el centro de la imagen? Nada. Aunque el poder lo sustenta la persona central, representado exquisitamente por el brillo del botón inferior de la chaqueta, equidistante en todo momento de sus manos y lugar de máxima importancia visual en la representación, cualquier persona que se colocara en ese lugar tendría el mismo poder sobre el botón inferior de su chaqueta y la misma relevancia respecto al resto de personas. Esta unidad se refuerza con la cercanía de las personas de la segunda fila, visualmente sombras de la primera, como si fueran soldados de reemplazo. Por otro lado, la historia y la cultura, una puerta robusta y cerrada tras las personas, se mantiene pero pasando a un segundo plano de lectura, en una imagen que se centra en esa sugerencia de poder sustentado en la unidad vital.

 

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