La fotografía viral: un porrón de emociones

En estos días tan agitados, al menos por aquí en Barcelona, nos preguntamos más que nunca, cual es la relación de las fotografías con las emociones.

Para intentar arrojar un poco de luz a esta pregunta voy a revisar brevemente el curioso fenómeno de la imagen viral, que se refiere a un compartir masivo de imágenes en la nube. Aunque lo viral no es exclusivo de las fotografías, ya que todo lo que se comparte en la nube es susceptible de resultar viral, las imágenes fotográficas lo son en muchas ocasiones por algo más que por cumplir con un estereotipo en alza. Veamos porqué.

Antaño a las fotografías se le pedía que pudieran contar lo que sucedía de una forma más o menos poética o retórica. Sin embargo, hoy día eso pasa a ser importante en tanto que esa imagen, sobre todo, pueda restituir en un lenguaje “universal” aquello que sea noticia y llegar así a muchas personas. Esto se traduce en que esa imagen pueda correr como la pólvora en las redes sociales, independientemente de su calidad técnica, plástica o conceptual. Lo importante es que esa imagen conecte con el sentir del mayor número de gente posible.

Aquí nos adentramos en el quid de la cuestión: en que las fotografías son un gran conector entre los sucesos – lo que ha acaecido y nos están contando en forma de noticia – y la impresión emocional que tenemos sobre esa situación. Esta super conexión sucede porque las imágenes personales (sentimientos por ejemplo) están construidas a base de creencias y emociones. Podría decirse que son en sí mismas un porrón de emociones amalgamadas con ideologías culturales, y las imágenes fotográficas -primas hermanas de las otras formas de imagen- son el lugar donde buscamos reproducir, con la mayor precisión posible y de forma inconsciente, nuestros anhelos, esperanzas, miedos o frustraciones -que no son otra cosa que nuestras imágenes personales-.

Es decir, las fotografías nos sirven como contenedores sobre los cuales verter nuestras emociones y ver cómo le quedan al mundo que nos rodea. Es la forma que tenemos para entender el mundo. Así, las imágenes virales acaban siendo aquellas que mejor conectan un sentimiento -compartido por muchas personas- gracias a la propia fotografía, que es a fin de cuentas, una representación de algo que ha sucedido en la realidad.

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