En el año 2008 se iniciaba este blog con un post titulado: La imagen subjetiva. Toda una declaración de intenciones de lo que concluiría finalmente en una investigación doctoral titulada: Fototerapia: de la fotografía como herramienta terapéutica a la sinergia entre fotografía y terapia (David Viñuales, 2012).
El título tenía una pequeña trampa… y es que.. toda imagen, por definición es subjetiva.
Lo complicado, aquello a lo que parece haberse aferrado el ser humano es a pensar que la imagen pudiera ser objetiva. Yo mismo, en ocasiones, tengo que realizar peritaciones fotográficas… Imaginaros la paradoja cuando me piden fotografiar “los hechos”…
Hoy mismo se han difundido unas imágenes de la Nasa en la que aparece una “espectacular tormenta sobre Saturno”…
Todavía hoy tomamos por “verdadero” lo que vemos en las fotografías…Pero cuidado, que no vamos tan desencaminados! ya que aquello que se aprecia como “verdadero” es aquello “que estamos viendo” nosotros mismos, y no estrictamente aquello reflejado en una pantalla o en un papel…
Sobre lo verdadadero y lo falso de la fotografía ya se ha hablado mucho, sobre todo en los `80s y ´90`s.
No me voy a extender ahora enumerando artistas que han jugado con estas ideas… la subjetividad, pienso, va más allá de esta pequeña dicotomía.
Personalmente, encuentro muy interesante esta revolución fotográfica que estamos viviendo,
Viva la fotografía!!
La imagen subjetiva. Post original, 2008.
Todo lo que vemos es susceptible de ser fotografiado.
A veces algo nos interesa de una forma especial, porque se trata de nuestro último trabajo, porque estamos en un lugar al que no volveremos en mucho tiempo, porque nuestro primo está haciendo uno de sus reconocidos números familiares…
Lo que sucede es que nos encontramos con un tema. Una excusa con interés.
Al mismo tiempo sucede que nosotros no somos autómatas libres de intención subjetiva. Hoy nos hemos levantado especialmente contentos, o quizás no podemos parar de pensar en la cena que tenemos que preparar esta noche.
Todos estos estados de ánimo, cambiantes, hace que afrontemos la fotografía de formas muy personales y peculiares, y no solo eso,
si no que cuando revisamos esa misma imagen vemos que lo que nos transmite es diferente a lo que en su día pensábamos que se estaba inmortalizando.
La imagen no es estática es cambiante, porque la imagen no está en la fotografía, está en nuestra mirada
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