Después del trabajo, un descanso…
una meditación, una observación….
Estaba jugando un poco con la imagen del pantano al amanecer.
(Algunos me habéis preguntado donde estaba tomada: En el pantano de la Peña, entre Huesca y Pamplona).
Estaba buscándole un poco las cosquillas a la foto, intentando estirarla en post producción, y de repente F.M. me manda un mail y me pregunta: ¿Y si la conviertes a blanco y negro, no ganaría esta instantánea?
Que buena idea. Estamos tan inmersos en este mundo tan bullicioso y multicolor, que casi no nos acordamos de las imágenes en blanco y negro.
Además de tener una presencia más solemne, y aportar carisma o atmósfera a lo retratado, sucede algo curioso para aquellos a los que les gusta ampliar los límites de sus equipos digitales: desaparece el “ruido de color” de la fotografía y podemos ahondar en los matices de la misma. Dicho de otro modo, ampliamos su rango dinámico efectivo en más de tres pasos respecto a una imagen en color.
En este “post” muestro la toma original, la forzada en color (5 pasos extra) y la de blanco y negro (8 pasos extra).
La toma de la entrada anterior, está revisada sin llegar al límite, buscando re-producir aquello que mi ojo piensa haber percibido.